martes, 4 de septiembre de 2012

Serie ADELANTE: Temperancia


Nuestra salud física es conservada por lo que comemos; si nuestros apetitos no están bajo el control de una mente activa y sana, si no somos temperantes en todo lo que comemos y bebemos, no estaremos en un estado mental y físico sano.

La temperancia es una adherencia a todo lo que promueve la salud y la eliminación de todo lo dañino. Todo hábito malsano producirá una condición malsana en el sistema, y la delicada maquinaria humana resultará perjudicada, y no podrá realizar su trabajo debidamente. La complacencia del apetito es la mayor causa de la debilidad física y mental, es el cimiento del decaimiento que se nota por todas partes. La manera de alimentarse tiene mucho que ver con la disposición a obrar indebidamente “al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” (Santiago 4: 17). Muchos están tan entregados a la exceso que no quieren renunciar a la complacencia de su glotonería a ningún precio. Son capaces de sacrificar la salud y morir prematuramente, antes que poner un límite a su intemperante apetito.
i Licor: Se están usando hoy día más bebidas embriagantes que en ninguna época anterior. Cuando voluntariamente se complace el apetito por la bebida embriagante, el hombre lleva a sus labios el trago que rebaja a aquel que fue hecho a la imagen de Dios a un nivel inferior al de las bestias. Nueve de cada diez personas que son llevadas a la cárcel, están relacionados con el licor.
i Triple veneno: Una lata de gaseosa contiene de 8 a 10 cucharaditas de azúcar refinada, lo cual reduce al 50% la habilidad de las células blancas para defender el cuerpo contra la enfermedad. Las gaseosas tipo “cola” son más peligrosas aún, contienen la tercera parte de la cafeína que hay en una taza de café. Los niños inocentemente consumen varias botellas o latas de esas bebidas diariamente y por lo tanto ingieren mucha más cafeína que la que tiene una taza de café. El estímulo que recibimos siempre del café es producido por la cafeína y también por el contenido de azúcar. El peligro es que se ha encontrado que la cafeína causa úlceras en los animales y en algunos seres humanos. El ácido carbónico en las gaseosas, lo que la hace efervescente, es definitivamente dañino para los ojos y puede empeorar la miopía.
i Trabajo: Es malo trabajar con exceso, pero los resultados de la flojera son más temibles. La ociosidad conduce a la práctica de hábitos corrompidos y degradados. Puede descansar del esfuerzo físico sin quedar en ociosidad, haciendo una lectura edificante, entre otras. La intemperancia en el comer postra más efectivamente las energías vitales que la intemperancia en el trabajo.
i Comida Chatarra: Usted estará pensando en los perros calientes, hamburguesas, papas fritas a la francesa, etc., pero las salchichas, mortadelas, yogurts, leches “saborizadas”, las comidas “fácil de preparar”, entre otras también clasifican entre las comidas chatarra. Tanto las comidas chatarra como las “comidas rápidas” cuestan, pero los resultados de haberlas comido cuestan mucho más: indigestión, dolores de cabeza, resfriados, hemorroides, etc. No se deje engañar, en el proceso de “fortificación” y añadidura de “vitaminas y minerales” inorgánicos no es más que eliminar las propiedades naturales de los alimentos, para agregar químicos, aditivos y conservantes que hacen daño a su salud.

Mientras centenares han quebrantado su constitución por exceso de trabajo solamente, la inactividad, el comer en exceso, y la ociosidad considerada de buen tono han sembrado las semillas de enfermedad en el organismo de millares que se apresuran a una ruina rápida y segura. Dios se ha comprometido a conservar la maquinaria humana marchando en forma saludable, si el agente humano quiere obedecer las leyes de Dios y cooperar con Él, para vivir con ¡salud abundante!

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