martes, 4 de septiembre de 2012

Serie ADELANTE: El descanso


Es la cesación del trabajo, es tranquilizarse. El descanso es uno de los sanadores esenciales conocidos por la humanidad. Cuando usted se enferma, lo primero que hace es costarse en su cama hasta que se recupere, porque el poder restaurador del descanso es una de las claves para recuperar la salud.

Podemos descansar de varias formas: cambiar del trabajo mental al físico es un buen método de descanso para los ejecutivos y personas que laboran intelectualmente; el dormir es otro tipo de descanso, inclusive podemos incluir un baño con agua tibia para relajar los músculos agotados. Dios estableció el descanso sabiamente en nuestro cuerpo:

ü El corazón descansa después de cada latido.
ü Los pulmones descansan después de cada ciclo respiratorio.
ü El sistema nervioso descansa durante el sueño.
ü Los músculos se relajan gradualmente después de cada contracción.
ü Los órganos de los sentidos descansan completamente al cesar toda clase de actividad, es decir, en el sueño profundo.
ü El estómago requiere atención cuidadosa. No debe mantenerse en funcionamiento continuo.

Si es necesario tomar una tercera comida, debe ser liviana y debe tomarse varias horas antes de acostarse.

 Debemos darle a éste órgano tan maltratado y del cual tanto se ha abusado, algo de paz y descanso. Después que el estómago ha hecho el trabajo de una comida, no se le imponga más labor antes que haya tenido oportunidad de descansar y antes que la naturaleza haya provisto suficiente jugo gástrico para poder absorber más comida. 

Debieran transcurrir por lo menos cinco horas entre dos comidas, y debiéramos recordar que si se quiere realizar una prueba, se comprobará que dos comidas son más saludables que tres.

Cuando nos entregamos al descanso, el estómago debe haber concluido ya su tarea para que él también pueda descansar, como los demás órganos del cuerpo.

Debido a que la obra de reparar el cuerpo se efectúa durante las horas de descanso, es esencial que el sueño sea metódico y abundante. Los que siempre están ocupados, y llevan a cabo alegremente sus tareas diarias, son los más felices y más sanos. El descanso y la calma de la noche brindan a sus cuerpos cansados un sueño ininterrumpido. El sueño, el dulce restaurador de la naturaleza, revigorizará el cuerpo cansado y lo preparará para los deberes del día siguiente. Una parte vital de un estilo de vida saludable es la cantidad y calidad del sueño. Durante el sueño el cuerpo se recupera, regenera y se prepara para otro día de actividad. A continuación hay algunas ideas que pueden ayudarlo a descansar más:

Haga ejercicio vigoroso durante el día, al aire libre y a la luz del sol, esto redundará en un sueño más apacible.

Adopte una rutina nocturna; puede incluir un baño tibio, alguna lectura tranquilizante ó beba una taza de té de hierbas naturales, como hierba gatera ó lúpulo. Evite estimulantes como la televisión y conversaciones emotivas ó negativas.

No cene demasiado ni coma una cena demasiado pesada. Algo de pan, galletas o arepas, con el jugo ó zumo de alguna fruta, ó una bebida de cereales, constituye una cena liviana y de fácil digestión.

Absténgase del tabaco, nicotina (cigarrillo), cafeína (café o bebidas oscuras), teína (mate o té), teobromina (chocolate), por su carácter estimulante del sistema nervioso y el alcohol.

Tómese el tiempo para tranquilizarse y solucionar cualquier problema que le haya causado ira, resentimiento ó algún tipo de emoción fuerte.

Sea regular en las horas de dormir. Como dicen: “El que temprano se acuesta, temprano se levanta”. Las investigaciones demuestran que de acuerdo al “ritmo cardíaco” que está regulado por los rayos del sol, el sueño más profundo ocurre entre las 9 y las 12 de la noche.

Su habitación debe ser, preferiblemente, oscura y ventilada.

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